lunes, 9 de enero de 2012

Malegria (Isabel, Parte 6)

Era un mensaje largo, que inmediatamente me dispuse a leer. Trataba básicamente de un remolino de disculpas por lo que había hecho, lo cual esperaba, digno de cualquier ocasión en que me decepcionan, pero también contenía otros datos importantes, por ejemplo el que decía que yo le gustaba y que me quería, pero que siempre estuvo enamorada de Aldo y que intentó olvidarlo conmigo y que estuvo a punto de lograrlo, al grado de considerarme casi su novio en aquellos dias de noviembre, pero que despues todo cambió y que a partir de aquel día 6 de diciembre había vuelto con el y solo hasta hoy tenía el valor y la certeza de decírmelo y además (como postre) que se sentía muy mal y con ganas de llorar.

Yo estaba impasible, sinceramente discutía conmigo mismo la idea de mandarla lejos, muy lejos. Se lo merecía. ¿Como me iba a dejar así? Despues de decirme tantas cosas y de prometerme que estaríamos juntos en enero. Era un golpe bajo de aquella a quien yo creía mi salvadora. Confié ciegamente en que ella no era como las anteriores y que podía confiar ciegamente, nuevamente me perdí en mis ilusiones y perdí el piso de la realidad.

Mi respuesta ante las explicaciones de Isabel fue un poco cortante. Le dije que era dificil para mi asimilarlo y que le daría una respuesta a sus peticiones de reconciliación en cuanto pensará bien las cosas.

No fui agresivo y esta vez era necesario serlo, por defensa propia. Fui ligero, demasiado. Perdoné a Isabel. Y le dije que quería que siguieramos siendo amigos, no obstante le deje ver un poco de mi molestia, pero no lo suficiente para impresionarla. Aceptó con gusto, ¡como no iba a hacerlo! Si todo le había salido bien, tenía a su novio y al idiota al que había dejado la trataba como antes. Me desquité en twitter con tweets sútiles. Tal y como lo esperaba Isabel reaccionó de forma negativa y tuve que volverle a aclarar lo que le acababa de decir.

Por la noche de aquel 12 de diciembre leía los tweets en los que Isabel se veía totalmente enamorada ¿y yo que? Solo un instrumento, un juguete de transición en su vida, una manera de darse cuenta que seguía enamorada, en tanto yo lleno de dolor, tristeza y decepción ante lo recién ocurrido.

Marlen fue clara con sus consejos, "mándala lejos, es una perra", no escuché, quizá por amor a Isabel. Me equivoqué, ¿De que me sirve tanta frialdad si cuando la necesito sucumbo ante la compasión? En mi corazón vivía la tenue esperanza de que un día volvería, con el pasar de los dias esa esperanza, por puro sentido comun, desapareció...

Dirigirme a Isabel, era raro, no sabía como hacerlo y como me sentía respecto a ella, una situación trágica, aborrecible y decepcionante...

2 comentarios:

GPE. dijo...

hey Ethan extrañaba tus publicaciones, bueno si las leía , pero por desgracia cuando me ausente deje de leer algunos blogs, enrealidad todos, bueno hablando de tus historias están muy buenas, continuare leyendolas, solo que voy atrasada pero descuida las seguiré leyendo ;) bueno te espero por mi nuevo blog :D

Elda Bv dijo...

Me gustó mucho tu relato, me muero por leer lo que sigue.
Nos dejas en suspenso.

Cuídate Ethan, saludos :)