Yo estaba impasible, sinceramente discutía conmigo mismo la idea de mandarla lejos, muy lejos. Se lo merecía. ¿Como me iba a dejar así? Despues de decirme tantas cosas y de prometerme que estaríamos juntos en enero. Era un golpe bajo de aquella a quien yo creía mi salvadora. Confié ciegamente en que ella no era como las anteriores y que podía confiar ciegamente, nuevamente me perdí en mis ilusiones y perdí el piso de la realidad.
Mi respuesta ante las explicaciones de Isabel fue un poco cortante. Le dije que era dificil para mi asimilarlo y que le daría una respuesta a sus peticiones de reconciliación en cuanto pensará bien las cosas.
No fui agresivo y esta vez era necesario serlo, por defensa propia. Fui ligero, demasiado. Perdoné a Isabel. Y le dije que quería que siguieramos siendo amigos, no obstante le deje ver un poco de mi molestia, pero no lo suficiente para impresionarla. Aceptó con gusto, ¡como no iba a hacerlo! Si todo le había salido bien, tenía a su novio y al idiota al que había dejado la trataba como antes. Me desquité en twitter con tweets sútiles. Tal y como lo esperaba Isabel reaccionó de forma negativa y tuve que volverle a aclarar lo que le acababa de decir.
Por la noche de aquel 12 de diciembre leía los tweets en los que Isabel se veía totalmente enamorada ¿y yo que? Solo un instrumento, un juguete de transición en su vida, una manera de darse cuenta que seguía enamorada, en tanto yo lleno de dolor, tristeza y decepción ante lo recién ocurrido.
Marlen fue clara con sus consejos, "mándala lejos, es una perra", no escuché, quizá por amor a Isabel. Me equivoqué, ¿De que me sirve tanta frialdad si cuando la necesito sucumbo ante la compasión? En mi corazón vivía la tenue esperanza de que un día volvería, con el pasar de los dias esa esperanza, por puro sentido comun, desapareció...
Dirigirme a Isabel, era raro, no sabía como hacerlo y como me sentía respecto a ella, una situación trágica, aborrecible y decepcionante...